Muito recentemente, Antonio Bolívar, professor catedrático de "Didáctica e Organização Escolar" da Universidade de Granada, publicou um artigo sobre a(s) última(s) reforma(s) curricular(es) no nosso país.
Vale a pena ler esse artigo que tem por título: Portugal se mueve: Autonomía y Flexibilidad Curricular para promover el éxito escolar para todos (In Cuadernos de Pedagogía, n.º 495, diciembre 2018/enero 2019, pp. 20-26).
En mis visitas a Portugal y mis relaciones con colegas he podido ver cómo, en unas condiciones laborales que no son las mejores, se mueve en educación. Como dicen algunos eslóganes, se está convirtiendo en la “nueva Finlandia” en educación (como evidenciaba PISA 2015 y, sobre todo, TIMSS, 2015). Podríamos aprender de ella sobre cómo lograr que todos los alumnos alcancen los “aprendizajes esenciales” o competencias clave, con su Programa Nacional para promover el éxito educativo (Programa Nacional de Promoção do Sucesso Escolar, PNPSE). Mientras tanto, el sistema educativo español, con LOMCE o sin ella, languidece año tras año, casi sin rumbo claro. Podríamos aprender sobre cómo podemos dinamizar el sistema, de modo que pueda avanzar decididamente.
Dinamizar el sistema, un proceso de largo recorrido
De acompañar a España en el furgón de cola del primer PISA, el vuelco en los resultados de las pruebas internacionales es un proceso de largo recorrido desde 1986 (Ley de Bases del Sistema Educativo). Un sistema escolar mayoritariamente público (más del 80%), con fuerte implicación de las comunidades educativa locales y municipales, con una excelente formación inicial y permanente de su profesorado. A partir de 2012 se potenció la autonomía de cada centro para adecuar el currículum a las Publicado en Cuadernos de Pedagogía, 495 (diciembre 2018/enero 2019), pp. 20-26, necesidades de cada escuela, se reforzó la capacidad de decisión de la dirección y se incrementaron las competencias municipales y la responsabilidad local en la educación de sus jóvenes.
En los últimos años, el nuevo Gobierno portugués, ha puesto en marcha amplios programas de innovación y cambio educativo, englobados en un Programa Nacional para la Promoción del Éxito Educativo (2016-2019). Este Plan no nace de cero, tiene antecedentes como el Programa Interministerial de Promoción del Éxito Escolar (PIPSE) de fines de los ochenta y, más recientemente (2012), el Plan Integrado e Inovador de Combate del Fracaso y del Abandono Escolar. Así se explica la drástica bajada del abandono escolar temprano, potenciada por una flexibilidad del currículum, que hace que la escuela pueda elaborar programas personalizados para alumnos en riesgo, así como otras salidas en el ámbito profesional.
Con los graves recortes y reorganización de los centros (“agrupamientos de escuelas”) que ha sufrido el sistema educativo portugués, bajo la austeridad suicida del gobierno conservador de Passos Coelho y el programa de rescate del FMI/UE (de triste memoria), del que se resienten aun gravemente las condiciones laborales del profesorado; es posible dinamizar el sistema de modo que pueda dar respuesta a todo el alumnado. El nuevo gobierno socialista de Costa tiene la deuda de restablecer las condiciones salariales y laborales del profesorado, pero –mientras tanto– es preciso seguir potenciando la confianza y el compromiso por mejorar. Este curso escolar se ha puesto en marcha unos programas innovadores, para potenciar la mejorar e inclusividad de su sistema escolar, que comentamos.
La mejora, responsabilidad de cada escuela y municipio
El éxito escolar está condicionado por factores internos y externos, pero la escuela tiene un papel crucial. Actualmente se ha llegado a considerar que el núcleo del cambio educativo se sitúa, no a nivel micro de la sala de clase ni en el macro de las estructuras del sistema, sino en ese nivel meso o intermedio que son las condiciones organizativas del establecimiento escolar. Cada escuela se constituye, así, en el epicentro de cualquier esfuerzo de mejora, como contexto de trabajo, formación e innovación. A su vez, la colaboración y responsabilidad de la comunidad a nivel local son esenciales para la construcción del éxito escolar.
De una organización piramidal y vertical, donde la escuela es el último eslabón del sistema administrativo, obligada a implementar –funcione o no, sea pertinente o no– lo que se ha decidido en un nivel central, pasamos ahora a romper con la rigidez, pensando que las decisiones más pertinentes solo pueden ser tomadas por quienes están en la situación, cercanos a los problemas. En función he dicho conocimiento, cada escuela ha de determinar sus planes de acción estratégica con el objetivo de mejorar los aprendizajes de los alumnos. Esto precisa de una autonomía de gestión y una flexibilidad curricular (Cosme, 2018).
En este contexto se ha introducido este curso escolar (tras un período piloto el curso anterior) de innovación y cambio, llamado de Autonomía y Flexibilidad curricular, que supone un cambio sustancial en los modos habituales de gestionar el currículum y la organización de los centros. Me atrevo a decir que tiene un carácter disruptivo. El problema ahora no es que los alumnos “no llegan”, sino qué hay que hacer para que el
currículum llegue a todos. La autonomía y la flexibilidad son instrumentos que permiten a las escuelas mejorar la calidad del trabajo educativo, sin los cuales no se puede conseguir un éxito educativo para todos.
Éxito para todos mediante autonomía y flexibilidad curricular
Tras un periodo de experiencias, al que se han acogido diversos centros de todo el país, y con la evaluación y reformulación realizada por el propio Ministerio de Educación y, a nivel internacional, con un informe externo de expertos de la OECD (2018), junto a un período de consulta pública, un Decreto Ley (Diario da República, 2018) los ha generalizado para 2018-19. De este modo, se quiere hacer frente a algunos de los problemas que arrastran nuestros sistemas educativos: unos programas curriculares inabarcables, escasa autonomía de los centros escolares públicos, división parcelada de asignaturas sin horizontalidad y transversalidad curricular, y una evaluación educativa en exceso uniformadora. No es posible garantizar que todos los niños y jóvenes tienen acceso a los aprendizajes esenciales que les permiten concluir la escolaridad con los saberes, las competencias, las actitudes y los comportamientos necesarios para la vida en sociedad, sino a nivel de cada escuela, apoyada por el municipio. A su vez, esto supone que cada escuela tenga autonomía para el desarrollo de las estrategias de acción adecuadas a las necesidades específicas de cada alumno (Cosme, 2018). Por lo demás, un programa para el éxito educativo de todos como este se asienta en una estrategia más amplia como los siguientes instrumentos:
— Establecimiento de un perfil nacional común del alumno a la salida de los 12 años de escolaridad obligatoria (Perfil dos Alunos à Saída da Escolaridade Obrigatória). Este perfil contempla ocho principios educativos, una visión del ciudadano del siglo xxi, seis valores y doce competencias clave
— Determinar y definir los aprendizajes básicos (“essenciais”) de los alumnos recogidos en documentos curriculares, base para la planificación, desarrollo y evaluación de los aprendizajes. Tras un periodo de consulta pública sobre los aprendizajes fundamentales en Secundaria se han publicado a fines de agosto.
— Proponer un modelo de flexibilización pedagógica para conseguir que cada alumno adquiera los aprendizajes y competencias clave. El currículum ha de ser adecuarlo la realidad de cada escuela y a las características de cada alumno.
— Estratégia Nacional de Educação para a Cidadania. Los principios, las áreas de competencias y los valores definidos en el Perfil de los Alumnos a la Salida de la Escolaridad Obligatoria (PA) confluyen en la formación del individuo como ciudadano participativo, que se prolongará con su ejercicio y aprendizaje a lo largo de la vida.
De este modo se pretende que las escuelas y los profesores puedan responder a contextos específicos, buscando lograr el conjunto de competencias inscritas en el perfil de salida de los alumnos. En este marco amplio, se asienta el programa de innovación y cambio educativo llamado Autonomía y Flexibilidad, que se centra en:
— Autonomía de gestión: 25% del tiempo de la carga horaria semanal del alumno por cada curso académico.Esto permite que cada escuela pueda tomar, dentro del marco general, sus propias opciones curriculares pudiendo pasar de una combinación total o parcial de disciplinas, por la alternancia, a lo largo del curso, de períodos de funcionamiento disciplinar con períodos de funcionamiento multidisciplinar, en trabajo colaborativo, mediante el desarrollo de trabajo práctico o experimental con recurso a desdoblamiento de clases u otra organización. Igualmente posibilita la redistribución de la carga horaria de las asignaturas, promoviendo tiempos con proyectos interdisciplinares, reparto de horario entre diferentes disciplinas, por la organización del funcionamiento de las materias de un modo trimestral o semestral, etc.
— Una flexibilidad curricular: explorar formas pedagógicas diferentes (trabajo por proyectos de naturaleza interdisciplinar), una organización de tiempos y espacios distintos y una estructuración alternativa de los docentes en equipos integrados
Como decía João Costa, Secretario de Estado de Educación, el currículum se convierte un instrumento de trabajo, de modo que pueda ser adecuado a diferentes grupos, adaptando formas diferenciadas de trabajo que puedan motivar a todos los alumnos. En fin, dar herramientas para que la escuela y sus docentes puedan llegar e implicar al alumnado, cada vez más diferenciado que tiene.
Autonomía en el desarrollo curricular: Transformar la mirada
Que cada escuela tenga autonomía y flexibilidad curricular supone transformar la mirada: en lugar de estar la escuela al servicio del sistema, ahora sería el sistema educativo y sus servicios de apoyo los que tienen la obligación de servir las demandas y necesidades de cada escuela. También la propia escuela, y su equipo directivo, tienen que cambiar el sentido de su misión: de una escuela que presta un servicio, según estipula la Administración, a un establecimiento escolar cuyas prácticas se dirigen a tener un mayor impacto en el aprendizaje de los alumnos.
Al servicio de poder ofrecer la mejor educación para los alumnos se subordina el currículo, la gestión escolar, los padres de familia, los profesores, el municipio, etc. No se entiende el currículum nacional como un listón al que han de llegar todos los alumnos, y los que no hagan, quedarán excluidos. Ahora el currículum se pone al servicio de los alumnos que tenemos, sabiendo que, de modo personalizado y diferencial, no todos pueden llegar a lo mismo.
Todo esto empodera a los profesores como profesionales y a las escuelas como organizaciones activas y protagonistas en el propio diseño y desarrollo del currículum. Tomar decisiones propias por parte de los profesionales, paralelamente, exige una mayor capacitación que cuando se trata de una simple aplicación. De ahí el esfuerzo que todos han de hacer para fortalecer la profesionalidad de los docentes, renovando las prácticas pedagógicas, de modo que se pueda responder mejor a las demandas actuales de nuestros alumnos y conseguir que todos alcancen los perfiles de salida de la escolaridad obligatoria. A su vez, este carácter de que el currículum diseñado en el espacio de autonomía deba responder, junto al contexto, a las necesidades y los intereses de los estudiantes lo convierte como parte privilegiada de la inclusión y equidad. Sin embargo, no se debe ser ingenuos y dar a entender que, con la autonomía curricular, se pueda lograr una inclusión o equidad. La escuela tiene unos límites con un conjunto de factores asociados en el entorno escolar que, si no se actúa, paralelamente, en ellos, no puede conseguirse dicha equidad. En el caso portugués los municipios tienen amplias capacidades en educación que, en el caso español, han sido absorbidas (o usurpadas) por las Comunidades Autónomas.
Una educación inclusiva
Por su parte, este proyecto se inscribe en un marco más amplio de lograr una Educación Inclusiva. El Decreto-Ley nº 54/2018, de 6 de julio, de Educación Inclusiva, según su art. 1, “establece los principios y las normas que garantizan la inclusión, en cuanto un proceso que pretende responder a la diversidad de necesidades y potencialidades de todos y cada uno de los alumnos, a través del aumento de la participación en los procesos de aprendizaje y en la vida de la comunidad educativa”.
Cuando la autonomía curricular también consiste en reservar un espacio y tiempo para que cada escuela determine los contenidos más adecuados, se quiere facilitar que los estudiantes tengan la oportunidad de aprender temas de su interés, desarrollar nuevas habilidades, superar dificultades, fortalecer sus conocimientos, su identidad y su sentido de pertenencia. En otras palabras, dentro de los principios de una educación inclusiva, busca atender los intereses y las necesidades educativas específicas de cada alumno que tienen un impacto en el aula en lo que se refiere a ritmos de aprendizajes, capacidades, habilidades, necesidades, formas de interrelacionarse, intereses, expectativas, escalas de valores, etc.
En fin, para cada escuela puede ser un factor de innovación que posibilite su desarrollo organizacional y su capacidad interna de mejora, al poder responder de modo propio a las peculiaridades de su contexto o a las necesidades del alumnado. El profesorado debe incrementar su colaboración con sus colegas, la dirección ejercer un liderazgo pedagógico, y los servicios de apoyo redirigir sus estrategias de acción a cada escuela.
Conseguir el éxito escolar de todos los alumnos, es evidente que la escuela sola y sus docentes no pueden. La revolución que implica este Proyecto es que la Comunidad Educativa tiene necesariamente que colaborar, dedicada a los alumnos y enfocada en su éxito. Incrementar las alianzas con las familias, con los Consejos Consultivos y, particularmente, con los Municipios (con muchas mayores competencias que los españoles en educación) es clave para asegurar dicho éxito. Una condición sine qua non para lograrlo es cambiar el signo: el problema no son los alumnos que tenemos sino lograr un currículum adecuado para ellos. Este no puede ser prescrito a nivel nacional, es tarea de cada escuela y de cada aula.
Para saber más
- Cosme, A. (2018). Autonomia e Flexibilidade Curricular. Propostas e Estratégias de Ação. Oporto: Porto Editora.
- Dirección General de Educación (Direção-Geral da Educação); Página web contiene numerosos documentos y la regulación normativa: https://www.dge.mec.pt
- Diário da República (2018). Decreto-Lei n.º 55/2018 de e de julho. Autonomía y Flexibilidade curricular. (Diário da República n.º 129/2018, pp. 2928-2943).
- OECD (2018). Curriculum Flexibility and Autonomy in Portugal - an OECD review. Paris: OECD, disponible on line. View publication
2 comentários:
La revolución que implica este Proyecto es que la Comunidad Educativa tiene necesariamente que colaborar, dedicada a los alumnos y enfocada en su éxito. Incrementar las alianzas con las familias, con los Consejos Consultivos y, particularmente, con los Municipios (con muchas mayores competencias que los españoles en educación) es clave para asegurar dicho éxito. Una condición sine qua non para lograrlo es cambiar el signo: el problema no son los alumnos que tenemos sino lograr un currículum adecuado para ellos. Este no puede ser prescrito a nivel nacional, es tarea de cada escuela y de cada aula.
Antonio Bolívar pode ser um exímio professor catedrático de "Didática e Organização Escolar", mas neste seu texto limita-se a traduzir eduquês português para espanhol. Faz uma associação contra-natura entre o aplicação do eduquês nas escolas e a redução do insucesso escolar em Portugal, pretendendo assim demonstrar que os professores portugueses são os melhores professores do mundo. Evidentemente que os municípios portugueses não têm aquelas "muchas mayores competencias que los españoles en educación"; o que se passa é o contrário: sem competências educativas nas Câmaras municipais, está assegurado o falso sucesso educativo para todos!
Antonio Bolívar não podia terminar de melhor maneira:
O problema não são os alunos - basta que os professores, e toda a comunidade envolvente da escola, encontrem, de uma forma romântica, um currículo adequado para cada um deles!
Vivemos um tempo novo. Parece que todos sabem o que os outros devem fazer, mas que ninguém sabe o que fazer. Este é o tempo dos "cavaleiros da triste figura". Ou, num registo mais garboso e vendável, da "missão impossível".
Estamos a precisar de magia, de ilusionismo, de religião, de proselitismo...De populismo...
A ciência que se dane.
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